Diseñadas en 3D, las estructuras de cuerdas permiten a los niños dominar por completo el espacio, aprovechar tanto el espacio exterior como interior de los equipamientos. Para franquear estas estructuras se requiere concentración y una buena coordinación entre pies y manos, lo que permite gestionar mejor la inestabilidad de las cuerdas y, en ocasiones, de los paneles suspendidos situados en el centro de las estructuras.
Al tomar altura, los niños amplían su percepción del espacio. Puesto que los movimientos para trepar no varían a lo largo de todo el recorrido, lo más interesante para ellos será entonces gestionar el miedo al vacío.
Las estructuras de cuerdas pueden conectarse a otros elementos de juego, como el tobogán y las paredes de escalada, o bien integrarse en circuitos aéreos con el objetivo de encadenar varios módulos sin llegar a poner los pies en el suelo.